Resumen

El propósito del presente artículo es indagar cómo el origen y la clase social influyen en la psicoterapia, particularmente dentro del ámbito de la gestalt. Partimos de la idea de que una conciencia de clase nos da una visión global más realista de lo que pasa en la sociedad, aportándonos una experiencia propia que se abre a la visión crítica, uno de los medios necesarios para fomentar y ser motor de cambio, en el contexto psicoterapéutico. Para ello presentamos este artículo científico, a modo de revisión sistemática de bibliografía que aborda esta temática, para poder culminar en una serie de conclusiones sobre la importancia que puede tener trabajar desde una perspectiva que aborde la conciencia de clase social dentro de la psicoterapia gestalt.

Palabras clave: revisión sistemática bibliográfica, conciencia de clase social, psicoterapia gestalt.

Introducción

La salud mental es el equivalente social de los ritos mágicos para la persona autónoma en el contexto actual de la posmodernidad (Ehrenberg, 2017). En la actualidad, la aplicación de la psicoterapia va más allá de la psicopatología clásica, y cada vez son más numerosos los temas que aparecen en ella y que tienen relación con el tipo de sociedad en la que vivimos y en torno a factores como la precariedad laboral, la insatisfacción vital, el individualismo, la competitividad, el consumo, el abuso o la carencia de emociones, etc. (Morgan, 2019). Por otra parte, el espacio de la psicoterapia, de manera institucional, sigue estando destinado a un grupo poblacional muy concreto y con un estatus socioeconómico determinado (Paquin et al., 2019).

Delimitando nuestro objeto de estudio en torno a las variables psicoterapia y clase social, formulamos la siguiente pregunta de investigación (o hipótesis): ¿Cómo la indagación sobre la clase social influye positivamente en el proceso psicotera-
péutico? Concretamente, reforzando la alianza terapéutica, observando ciertos malestares individuales que pueden ser causa de malestares sociales y fomentando una visión crítica sobre la realidad personal y social que promueva un cambio en la per-
sona, tres aspectos que resultan de gran importancia para el proceso psicoterapéutico. Cuando hablamos de indagación sobre la clase social, entendemos que debe de ser mutua, tanto para el/la terapeuta como para el/la paciente. Desde un espacio relacional, dicha indagación tiene que estar motivada primeramente por parte de quien ejerce como terapeuta. Para ello nos vamos a basar en una investigación cualitativa de revisión sistemática, a través de bibliografía científica sobre la temática.

El abordaje del análisis de la clase social dentro de la psicoterapia gestalt resulta de suma importancia, pues asume una perspectiva que transversalmente está presente en todas y cada una de las personas, y especialmente se pone en juego en la relación terapeuta-paciente, desde una fenomenología propia del ser, teniendo en cuenta que el contexto terapéutico es un entorno de encuentro desde lo genuino del ser (Ryan, 2018).

El origen social o de clase social (en el presente texto emplearé ambos conceptos como sinónimos) y su relación con la psicoterapia ha sido estudiado desde una perspectiva crítica hacia la sociedad occidental, como podemos ver ya en los escritos de Freud (1971), que desarrolló el concepto de «malestar en la cultura». Entre otros grandes psicoanalistas, Fromm (2011) refleja, en uno de sus primeros artículos, cómo el malestar económico de la persona se puede convertir en una motivación ideológica que pasa a la acción social a través de movimientos sociales, sindicales o cualquier otro grupo con características comunes de aspecto solidario entre sus participantes. Otro de los psicoanalistas importantes para el contexto humanista, Wilhelm Reich, en su obra Psicología de las masas del fascismo (1933), hace una crítica directa a la psicología norteamericana y europea de su época, calificándola como burguesa, teniendo en cuenta el lugar que ocupa el saber de los psicoterapéutico (hombres de clase social media-alta) y observando cómo ciertas conductas sociales reivindicativas (manifestaciones, huelgas, protestas sociales, etc.) pueden ser analizadas por la psicología de masas y desde la óptica de quienes ocupan ese poder como actos viscerales, impulsivos e improductivos. Posteriormente, en la escuela de Frankfurt, autores como Marcuse en Eros y Civilización (1955) reflejan cómo nuestra identidad o autoconcepto se construye en base a deseos mediatizados por la sociedad y por el sistema de consumo en torno a estándares idealizados que, en caso de no ser alcanzados, devienen en un estigma.

Una vez revisados, a nivel muy general, los orígenes bibliográficos y autorías relacionadas con la psicoterapia y la clase social o la influencia de la sociedad sobre la clase social, vamos a pasar a definir el concepto de clase social.

Originalmente, este concepto surge de la tradición marxista. Marx, basándose en su interpretación dialéctica de Hegel (que distingue entre personas oprimidas y opresoras, reflejando la polaridad hegeliana), desarrolló el concepto de clase social. Realizó un análisis de cómo la economía y el poder han influenciado diversas sociedades a lo largo de la historia, demostrando cómo la estructura económica determina y es-
tratifica las clases y las relaciones sociales (Cammack, 2020). Sin embargo, más allá de esta visión histórico-estructural ampliamente reconocida, nos centraremos en la di-
mensión filosófica del marxismo, donde Marx explora la ontología del ser humano y examina el impacto del trabajo en nuestras vidas en términos de autorrealización, identidad y autoestima, tanto a nivel personal como comunitario o social (Feenberg, 2014). Este enfoque ha sido adoptado por diversas autoridades psicoanalíticas de orientación marxista (Laclau & Reiter-McIntosh, 1987; Hochschild, 1998; Dowling, 2020; Garlitz & Zompetti, 2023).

El claro carácter individualista que se imprime a la identidad en la era posmoderna occidental fomenta la desaparición de la conciencia de clase de manera objetiva (si lo medimos por parámetros económicos)e identitaria, surgiendo otras nuevas perspectivas de conciencia de clase subjetiva que van más allá de cuestiones económicas o materiales y nombradas desde otros aspectos más concretos, como el estilo de vida, la forma de vestir, de hablar, el tipo de ocio, la educación recibida, el lugar o tipo de residencia y el tipo de consumo realizado. Nos identificamos como clase de consumo incluso antes que como clase social, ya que nos gusta más mostrar nuestro estilo de vida que nuestro origen de vida (Gil, 2018). Esto hace que el propio consumo y la tenencia de ciertos objetos materiales se inscriban como parte de una identidad benefactora de nuestra autoestima en la construcción del self psicológico (Isaksen & Roper, 2012; Consiglio & van Osselaer, 2022). Por otra parte, las redes sociales van tomando cada vez más protagonismo en la vida de las personas, estimulando la comparación y exponiendo a las personas consumidoras (entendiendo como personas consumidoras desde un posible uso de redes sociales que asume un coste para la obtención de un beneficio) mostrándonos para que nos vean en línea facetas de nuestra identidad deseables, o simplemente lo bien que nos va en la vida (Gonzales & Hancock, 2011; Gil, 2020; Goor et al.,2020). Con la llegada de la psicología positiva, y los continuos mensajes de «por muy mal que te vaya todo es un aprendizaje o tienes que sonreír», sacrificamos nuestras últimas esperanzas de liberación (Gil, 2020) detrás de una fachada irracional que ahoga nuestro malestar colectivo (Han, 2017, 2020).

La práctica de la psicoterapia en la sociedad actual, en muchos de sus aspectos, se desvincula del concepto de clase social, adaptándose a las características del sistema económico neoliberal (McEvoy et al., 2021). Esto se refleja en su naturaleza de profesión liberal, donde los psicoterapeutas actúan como profesionales independientes, gestionando sus propios horarios y tarifas, operando individualmente desde espacios privados y formando relaciones profesionales a través del intercambio económico. Otros factores que influyen son la orientación política, el contexto patriarcal dominante, y por supuesto una serie de factores subjetivos sobre los cuales pueden influir más o menos toda una serie de prácticas y discursos de la sociedad dominante (Foucault, 1970).

Nos planteamos la siguiente hipótesis de partida o pregunta de investigación: ¿la indagación de la clase social por parte del terapeuta, en la relación terapéutica, mejora el proceso de psicoterapia? Teniendo en cuenta que nos estamos refiriendo a un contexto gestáltico y entendiendo la mejora en el proceso de psicoterapia como un concepto complejo totalmente subjetivo, donde añadiremos una serie de variables dependientes (ver Figura 1), como la alianza terapéutica, la despatologización de muchas situaciones que nos encontramos en consulta y la posibilidad de incentivar el cambio en el proceso en la relación paciente terapeuta. La elección de estos componentes que influyen dentro del proceso terapéutico y concepto de mejora, son aspectos sobre los cuales se indagará en las lecturas que realizaremos en el presente artículo.

Figura 1

Hipótesis y variables del estudio

Metodología

Cuando pensamos en una investigación en el área de la salud, humanidades o en ciencias sociales, solemos pensar en el contraste de datos estadísticos respecto a un colectivo o población concreta. En este caso, rompemos los tópicos presentando una investigación de carácter cualitativo en torno a un estado de la cuestión de un aspecto concreto, por medio de una revisión sistemática. Una revisión sistemática consiste en una búsqueda y revisión bibliográfica, que de manera explícita, emplee una serie de pasos, sistematizados, con el fin de sintetizar y recopilar hallazgos aparecidos en investigaciones y estudios anteriores relacionados con la materia, que abordan el tema o la pregunta que se está investigando. A diferencia de una revisión bibliográfica, la revisión sistemática sigue una metodología concreta, siendo más precisa y específica en la temática que aborda (Higgins, et al., 2019).

Tomando la guía PRISMA actualizada a 2020 (Page, et al., 2021), documento de carácter internacional elaborado para establecer las bases y procedimientos de elaboración de estudios científicos de revisión sistemática y metaanálisis en materia de salud (Urrútia&Bonfill, 2010), se realizó una revisión sistemática relativa a nuestro ámbito de estudio.

Se emplearon las siguientes bases de datos: Google académico, Scopus, The Gestalt Psychotherapy Research Database, Crossref, Mendelely, Elicit y Physiotherapy Evidence Database, empleando la siguiente ecuación de búsqueda: «social class psychotherapy or psychology» («clase social, psicoterapia o psicología») y/o «society problems and psychotherapy or psychology («problemática social, psicoterapia o psicología»), en castellano, francés, portugués e inglés. También se usaron los siguientes mapas de redes: Connecterpapers, ResearchRabit y LitMaps para relacionar artículos científicos con la temática. Tanto los buscadores de referencias como los mapas de redes nos permitieron seleccionar aquellas fuentes secundarias de mayor relevancia (siguiendo como criterios de relevancia el impacto de publicación en revista científica y el número de citaciones de dichas fuentes).

Una vez seleccionados los artículos, se procedió al registro del título y resumen, solamente en el caso de aquellos que abordaban nuestro tema de estudio se procedía a su lectura crítica y extracción de datos, de los cuales se seleccionaron finalmente 20 artículos, que hacían referencia al tema concreto que estábamos buscando, concretamente el criterio de elegibilidad correspondió a si abordaba o no el aspecto de la clase social en la psicoterapia desde la perspectiva de la/del terapeuta, en torno a las tres variables seleccionadas con anterioridad (ver Figura 1).

El análisis de texto y de discurso cualitativo de los textos, se realiza a través del software libre ATLAS.ti, herramienta informática que facilitó la comparación de textos, a través de palabras clave y desarrollo de las ideas o aspectos clave comunes abordados respecto a nuestra temática.

Resultados y discusión

Considerando la estructura del apartado de resultados y discusión, donde el primero presenta los hallazgos de la investigación y el segundo los compara con estudios previos, se opta por integrar ambas secciones. De esta manera, se resaltan los aspectos más significativos de los artículos revisados y se ofrece una síntesis de estos (Vera, 2009). A continuación, se presentan los descubrimientos agrupados por temas. Para organizar de manera eficaz el trabajo realizado, se utiliza un diagrama de flujo que muestra las temáticas identificadas, así como sus interconexiones. Además, se ha llevado un registro del número de casos o referencias en los que se menciona cada tema clave (n=), tal como se muestra en la figura 2.

La psicología de la clase social forma parte de los contenidos de la psicología social, haciendo referencia a la comprensión de cómo la clase social afecta a la persona, en su emoción, cognición y comportamiento (Argyle,1994; Manstead, 2018), estando relacionado con estudios de personalidad e identidad, motivación, trauma y satisfacción vital, entre otros (Kraus & Stephens, 2012; Muldoon, et al., 2019; Belmi, et al., 2020), siendo complicado encontrar fuentes bibliográficas relacionadas con la psicoterapia (Liu, 2002; Liu, et al., 2004).

Figura 2


Diagrama de flujo con las temáticas trabajadas

En la actualidad se entiende la psicoterapia asumiendo la influencia bidireccional entre psicoterapia y sociedad (Woolfolk & Murphy,2004). Desde este posicionamiento, un aspecto muy común encontrado es la relación entre la clase social y la salud mental, en el sentido de que muchos problemas que repercuten en la salud mental están interrelacionados con la clase social (Srole et al., 1963; Wender et al., 1974; Starfield et al., 2002; Liu, 2002; Liu, et al., 2004).

La poca investigación encontrada en la revisión sistemática en relación con la psicoterapia y la clase social proviene mayoritariamente del ámbito anglosajón. Por otra parte, la tendencia a investigar sobre clase social ha sido tradicionalmente de corte psicoanalítica, y desde una visión neomarxista (Layton, 2020).

En muchas ocasiones, ha sido analizada junto otros aspectos identitarios, como puede ser el género, raza, sexo, edad, etc. (Abel, 2018; Joiner et al., 2022). Desde esta perspectiva interseccional, la clase social puede ser estudiada, en el contexto actual, llamado de lentes múltiples, donde las diferentes características de una persona forman agrupaciones de diferentes miradas como objeto de estudio (Liu, 2002).

La mayor parte de las investigaciones encontradas en este trabajo tienen que ver con la clase social del/ la paciente en relación con su proceso psicoterapéutico (e.g. Delgadillo, 2018), así como con los orígenes de los colectivos en situación de inclusión social, siendo estas investigaciones mayormente de carácter cualitativo (Trott & Reeves, 2018). La Asociación Americana de Psicología (APA) reconoce que las personas con un nivel socioeconómico más bajo pueden tener una mayor prevalencia de trastornos mentales, siendo menos probable que reciban tratamiento y que puedan continuar el mismo en caso de comenzarlo (Saegert, et al., 2007).

En las sociedades occidentales actuales, se observa una creciente disminución en la atención que se presta a la salud mental de la población desde el ámbito de las políticas públicas de salud. Esta situación se convierte en una cuestión de clase social, donde solo aquellos que pueden costearse el tratamiento tienen acceso al espacio terapéutico. De manera general, la atención terapéutica queda reservada para la población que puede permitírselo de manera privada, mientras que la asistencia a la ciudadanía con menos recursos adopta un enfoque asistencialista. Este enfoque prioriza las necesidades materiales sobre el bienestar mental (Kugelmass, 2016). Quizás, podríamos inferir una falta de conciencia política en la psicoterapia (Kearney, 1996), o incluso el riesgo de que aquellos que hemos experimentado una movilidad social ascendente olvidemos mirar hacia atrás. Esto último implica reconocer nuestros orígenes y una parte esencial de nuestra identidad.

La importancia de esta revisión sistemática de bibliografía reside en nuestra hipótesis de partida, que es que la indagación de la clase social por parte del/a terapeuta, en la relación terapéutica, mejora el proceso de psicoterapia. Analizaremos la llamada mejora en el proceso de psicoterapia atendiendo a tres variables que forman parte de nuestra hipótesis: la alianza terapéutica, la despatologización de muchas situaciones que nos encontramos en consulta (y que aunque aparentemente son temas individuales, terminan siendo cuestiones de malestar social o contextual motivados por la propia clase social) y la conciencia de clase como visión identitaria crítica de motor de cambio y motivación personal para nuestros pacientes.

En la figura 3, aparecen las relaciones entre la bibliografía encontrada sobre clase social y psicoterapia. A modo de esferas, se muestran las autorías sobre el tema, siendo las esferas de mayor tamaño las que reciben más citaciones en su conjunto.

Figura 3

Relación de referencias más relevantes sobre psicoterapia y clase social

Wolgast et al. (2021) nos muestran en un artículo muy reciente cómo el conocimiento de la clase social en la relación terapeuta-paciente produce una mejora en la alianza y proceso terapéutico, siendo primeramente la autoindagación en el conocimiento sobre la clase social por parte del/a terapeuta y posteriormente trabajando la sobre dicho conocimiento de clase sobre el/la paciente, una manera muy genuina de construir el vínculo terapéutico (Kearney, 1996; McLeod, 2003). De hecho, se han encontrado estudios que hablan de una peor alianza terapéutica cuanto más difiere el estatus socioeconómico entre paciente y terapeuta (Behn et al., 2018).

Si tenemos en cuenta la perspectiva de la clase social en psicoterapia, observaremos cómo muchos males y malestares culturales se experimentan desde los propios contextos socioculturales donde nos movemos.

Como apunta Han (2017), somos nosotros y nosotras mismas las que cada vez nos imponemos ideales del logro y la exigencia idealizados, más allá de la mirada de un otro jerárquicamente superior, reformulando el paradigma panóptico foucaultiano, donde no hay nadie que me vigila ni somete, sino que soy yo quien me encargo de hacerlo desde mi autoexigencia (Gil, 2020).

En el día a día, muchos de los asuntos que se tratan en terapia están relacionados con este tipo de malestares sociales, y muchos contextos de estos malestares se generan en espacios productivos donde el sistema neocapitalista aporta mayoritariamente las normas del juego. Nivel de competitividad, expectativas, logro, motivación, exigencia, éxito, etc., son aspectos que juegan directamente con el estatus o la clase social (Smail, 2018).

El estudio de la clase social es una da las claves para trabajar la despatologización de muchos malestares estructurales de la sociedad, que parecen ser causas personales llevadas a terapia (Trott & Reeves, 2018). Cuando una persona critica o señala problemas en el sistema, este a menudo responde marcándola con estigmas de exclusión y no adecuación, castigando así a quienes no se ajustan a sus normas predeterminadas.

No obstante, el problema real podría residir en que el sistema o la sociedad no están diseñados para apoyar un estilo de vida saludable y adecuado para el bienestar de las personas.

Un trabajo terapéutico que contempla la clase social no solamente fomenta una mayor visión crítica sobre la sociedad y alienta al cambio social de muchas situaciones estructurales de desigualdad (Trott & Reeves, 2018) sino que parte también promueve una mayor responsabilidad y efectividad en el proceso terapéutico (Pilgrim, 1997, 2006; Ballinger & Wright, 2007, McEvoy et al., 2021), tanto del paciente como de la persona que toma el papel de terapeuta (Bromley, 1983; Skeggs, 1997, 2004).

De esta manera, se da mayor coherencia y ética al proceso, así como una comprensión más completa y plena de la realidad y del entorno, humanizando la sociedad y democratizando en cierta medida la psicoterapia (Liu, 2002; Proctor, 2002; Spong & Hollanders, 2003; Ballinger & Wright, 2007; Wolgast et al., 2021; McEvoy et al., 2021).

Conclusiones

El estudio de la clase social en psicología, y en particular en psicoterapia, tiene sus raíces en el psicoanálisis bajo una perspectiva marxista o crítica. Este enfoque fue luego adoptado y desarrollado por la psicología social. Desde mediados de los años noventa, se observa un creciente interés en este tema, con referencias que han ido aumentando con el tiempo. Hoy en día, la tendencia en el estudio de la clase social se observa principalmente en contextos psicoterapéuticos cognitivos conductuales y, de forma progresiva, en otros enfoques que han evolucionado a partir de planteamientos clásicos, como los sistémicos, contextuales, de tercera generación o nuevos enfoques psicodinámicos. Sin embargo, no se encuentran referentes específicos dentro de la psicoterapia gestalt que aborden directamente la clase social.

Respecto al contenido de las fuentes consultadas, la mayor parte tiene que ver con la clase social del/a paciente en un contexto con la relación de ayuda, así como los orígenes de los colectivos en situación de inclusión social, siendo estas fuentes de carácter cualitativo, correspondiendo a un enfoque multidisciplinar, dentro de contextos de carácter psicosocial, donde los profesionales mayoritariamente son del ámbito del trabajo y o educación social.

Por una parte, hemos visto la importancia para nuestra propia identidad que tiene el conocimiento de nuestra clase social, como seres pertenecientes a un contexto, en este caso neoliberal, fruto de las sociedades actuales posmodernas. Por otra parte, la importancia respecto a nuestros orígenes familiares, geográficos y vinculares, que nos definen en el «aquí y ahora».

Retomando nuestra pregunta de investigación sobre si la indagación de la clase social por parte del/a terapeuta, en la relación terapéutica, mejora el proceso de psicoterapia, encontramos contradicciones y debilidades metodológicas respecto a lo que se refiere el concepto de mejoría en el proceso de psicoterapia, ya que no existe un concepto de mejoría objetiva y medible cuantitativamente, ni se ha estructurado un proceso metodológico cualitativo, como sería el caso para establecer qué es la mejora en el proceso psicoterapéutico, a través del estudio de casos u opiniones expertas en la materia, como podríamos hacer en futuras líneas de investigación en el ámbito de la gestalt.

A través de la revisión y análisis de la literatura, hemos confirmado cómo el estudio de la clase social influye significativamente en los aspectos señalados en nuestra hipótesis, los cuales son cruciales para un proceso terapéutico efectivo. Asimismo, el enfoque gestáltico se enriquece tanto en contenido como en forma al abordar temas tan fundamentales como la clase social, así como los orígenes familiares y personales. Incorporar la perspectiva de clase social en la terapia mejora la alianza terapéutica y fomenta una mayor conciencia personal. Esta conciencia permite identificar malestares de índole social, estructuralmente arraigados, que a menudo asumimos como propios o por los que nos sentimos indebidamente responsables, facilitando así un proceso de despatologización sin eludir la responsabilidad sobre estos asuntos. Al reconocer que estas cuestiones sociales no son meramente individuales, se promueve un cambio hacia una perspectiva social y comunitaria respecto a los malestares globales. Esto contribuye a una mayor responsabilidad personal y colectiva.

Acordeón Profesional – Terapia Gestalt
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